La racionalización del consumo de energía no descansa solo en nuestro compromiso personal. La pieza clave que garantiza la eficiencia energética es adaptar los edificios. ¡Es el gran reto de estos tiempos! Y resulta menos complejo de lo que imaginas porque, tanto en los de nueva construcción como en los más antiguos, basta con tomar algunas sencillas medidas. Los siguientes consejos resumen las actuaciones básicas que se deben implementar en todas las edificaciones.
¿Cómo se calcula la eficiencia energética de un edificio?
Antes de conocer cuáles son las reformas que hay que adoptar, hay que empezar por valorar el verdadero estado respecto a la eficiencia energética de un edificio. Afortunadamente, se trata de un cálculo objetivo y sencillo basado en dos factores: las emisiones anuales de CO2 del edificio (Kg/metro cuadrado de superficie útil) y el consumo anual de energía primaria no renovable (kW hora/ metro cuadrado de superficie útil). Así se establece una clasificación por letras desde la A a la G, en orden de mayor a menor eficiencia.
4 Consejos eficaces para optimizar la eficiencia energética en los edificios y ahorrar
La estrategia más útil para optimizar la eficiencia energética en un edificio pasa por actuar en dos niveles. Por un lado, hay que tomar medidas estructurales en los edificios y, por otro, concienciarnos en lo que se refiere a la reducción de la demanda energética. Ambas se resumen en estos puntos:
1. Aislamiento
Se refiere a la capacidad de un edificio de mantener la temperatura interior, independientemente de lo que ocurre en el exterior. Son varios los elementos que contribuyen a optimizar esta cualidad (orientación, materiales y localización) y que deben tenerse en cuenta antes de abordar nuevas construcciones. En los edificios antiguos se puede intervenir, además de reforzando paredes, techos y suelos, con la instalación de sistemas de protección solar en las ventanas que jueguen con la entrada de luz natural para aumentar o reducir la temperatura en los interiores.
2. Hermetismo
Este elemento va íntimamente ligado al anterior. Para conseguir mantener aislado el interior es esencial que las ventanas y cerramientos garanticen la máxima estanqueidad. ¡Se puede evitar una pérdida de hasta el 30% de la temperatura interior! Un claro ejemplo de esta funcionalidad lo proporciona la ventana Hervent que, además, contribuye a una excelente ventilación de los ambientes, otro factor que mejora la eficiencia energética.
3. Instalación de sistemas eficientes de climatización
Invertir en la compra de una buena caldera o un equipo de climatización es una apuesta más que recomendable. Lo ideal es aprovechar para elegir sistemas que utilicen en todo o parte energías renovables.
4. Automatizar la regulación de la temperatura
Optar por la domótica es garantía de mejorar la eficiencia energética. Los sensores de luz, aire o agua conectados con la apertura o cierre de persianas, ventanas o toldos permiten que el ajuste frente a las condiciones externas sea inmediato, evitando que se pierda nada de temperatura.
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