1. Eligiendo unos asientos cómodos e informales

Es un espacio pensado para relajarte y descansar. Por lógica, todo el protagonismo de estos rincones recae en los asientos. Más que un modelo concreto, en lo que debes fijarte es en su comodidad. Además de los sofás montados sobre palets, hay otras fórmulas para sentarse o tumbarse respetando el estilo desenfado de un chill out. Te dejamos algunas ideas: puffs, hamacas, y tumbonas son candidatos perfectos. Asegúrate de acompañarlos de mullidos cojines de distintos tamaños.

2. Todo chill out necesita un toldo

Para asegurarte confort e intimidad es imprescindible que cuentes con un toldo. Además de proporcionarte sombra, consigues mantenerte aislado de miradas indiscretas. Hay distintos sistemas de protección solar que podrían encajar en este espacio: pérgolas, y todo tipo de toldos. Los toldos con cofre tienen la ventaja de quedar totalmente protegidos cuando están cerrados, lo que facilita su mantenimiento y alarga su vida útil.

3. Iluminación acogedora

Tan importante como garantizarle sombra a tu chill out es dotar a este espacio de una iluminación tenue y agradable. Las velas, maceteros o figuras con luz  y las guirnaldas de leds son ideales para veladas nocturnas en compañía. No olvides iluminar la zona de la mesa, con una lámpara colgante o de pie.

4. La importancia de los colores de tu chill out

En este apartado es en el que más cuentan tus gustos personales. La decoración de un chill out no se rige por unas normas rígidas. Puedes inclinarte por darle un aire más rústico, con predominio de tonos ocres y verdes. O preferir un estilo ibicenco, con el blanco como protagonista y toques de azul intenso. Si buscas un resultado más divertido y moderno, combina colores alegres y distintos estampados en los textiles y complementos de tu chill out.

5. Una fuente de calor para los días de más frío

Ahora que has montado tu chill out y te has acostumbrado a disfrutarlo, ¿cómo plantearte renunciar a él durante los meses de otoño o invierno? La verdad es que no tienes por qué hacerlo, salvo en los días más lluviosos o si está nevando. Hay básicamente dos medidas que puedes tomar.

Por un lado, ese mismo toldo que tan útil te resultó para sombrear en verano, ahora ayuda a que tu chill out mantenga mejor la temperatura y esté protegido del viento. Incluso, puedes reforzar esta protección instalando algún toldo lateral con despliegue horizontal o vertical. Y, una vez que has perimetrado el espacio, incorpora una pequeña chimenea eléctrica, de esas que imitan las llamas del fuego. Efecto relajante, sin humos ni peligro.

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