Es un elemento arquitectónico cada vez más valorado. Si estás pensando incluirlas en tu próximo proyecto es imprescindible que diferencies entre los tipos de celosías según su material. Estéticas, funcionales y muy versátiles, es el momento de aprovechar al máximo todas sus cualidades.
Básicamente existen tres tipos de celosías dependiendo del material en el que estén fabricadas: de madera, de PVC o de aluminio. En todos los casos hablamos de estructuras para fachadas compuestas por un marco en cuyo interior se encuentran las lamas que basculan mediante un eje horizontal.
Las celosías de madera, un toque de distinción
Indudablemente, la madera siempre aporta una elegancia y estilo incomparables, lo que compensa su precio algo más elevado. Es importante fijarse en el tipo de madera con el que se han fabricado. Para celosías, opta por las variantes que tienen menos disposición a la humedad, como por ejemplo el Niangón.
Debido a su instalación en el exterior, es imprescindible que la madera haya recibido un tratamiento hidrófugo para que no se deteriore por la exposición a los distintos agentes climáticos. Además, recomendamos que elijas celosías de madera que hayan pasado por un tratamiento vacío para evitar ataques de insectos u hongos. Normalmente, esta protección dura más de 10 años.
Celosías fabricadas con PVC
Durante unos años, era uno de los tipos de celosías más demandado, sobre todo porque eran las más asequibles por precio. Sin embargo, en la actualidad están perdiendo fuerza. Le resta mucho interés el hecho de que el PVC sea un material perecedero. Incluso en los de mayor calidad, se suele garantizar una durabilidad máxima de unos 10 años.
Además, en estos tiempos de sensibilidad medioambiental, un problema añadido de este tipo celosías es que el PVC presenta muchas dificultades para su reciclaje.
El aluminio, la opción más interesante de los distintos tipos de celosías
Hemos dejado para el final el que, sin duda, es el material más completo para la fabricación de celosías de máxima calidad y funcionalidad. La ligereza y adaptabilidad del aluminio hacen que resulte igual de indicado para modelos de celosías con puertas corrugables que para instalaciones con marcos fijos.
Otra de sus indiscutibles ventajas es la durabilidad, se mantiene impecable con un mantenimiento prácticamente nulo. Los acabados actuales son impecables en lo que se refiere a su valor estético. Hay que acertar al elegir entre un aluminio lacado o anodizado porque no son lo mismo. Si necesitas una protección extra frente a la corrosión, la elección debe ser aluminio anodizado. Estamos pensando en tipos de celosías que se instalan en edificaciones cercanas al mar o con mucha contaminación. Las lacadas son perfectas si se busca un efecto estético especial, pues permiten una amplia gama de colores.
Cualquiera de estos tres tipos de celosías, independientemente del material de su fabricación, cumplen una doble función. Por un lado, sirven para regular a demanda la entrada de luz solar y, por otro, son una barrera protectora frente a agentes externos. En Gravent, además, destacamos el valor estético que las celosías añaden a los edificios. Son una solución moderna y original.